Las plantas medicinales tienen un efecto mucoprotector, pueden inhibir la entrada de virus, reducir la replicación de ARN, así como la titulación vírica. Se ha descrito la producción de anticuerpos para formulaciones individuales.
En la medicina oriental tradicional se emplean algunas plantas que, como demuestra la investigación científica moderna, tienen un efecto antivírico contra diferentes virus.
El artículo ofrece una visión general de algunas de estas plantas, que son remedios potencialmente útiles en el enfoque de estudios clínicos en pacientes con COVID-19, para contrarrestar un inicio de la enfermedad, contener los síntomas y fortalecer las defensas corporales.
Estas plantas medicinales constituyen una fuente rica de sustancias activas llamadas «fitocomplejo» y, precisamente, la complejidad molecular de dichas sustancias activas es uno de los puntos fuertes de los extractos obtenidos a partir de plantas medicinales.
En la última década se han analizado diversas plantas medicinales asiáticas en cuanto a su destacado efecto antivírico.
Así, por ejemplo, la raíz de Glycyrrhiza uralensis Fisher (Gan Cao) se ha probado en el virus de la influenza A2 (H2N2), el virus H5N1, el virus H1N1 y la influenza A, observándose una estimulación de la producción de interferón gamma, así como una inmunomodulación con efecto antiinflamatorio en la reducción de la infección vírica en las células huésped.
Todos los estudios mencionados documentan que estas plantas medicinales especiales son eficaces tanto para la prevención como el tratamiento de infecciones víricas.
En particular, la combinación de la inhibición de la absorción de virus en la célula huésped y la activación de la inmunomodulación representan un enfoque terapéutico muy prometedor en el caso de una infección por el virus influenza.